¿Qué es una Nación?

"La transformación de las Naciones comienza en el corazón de las personas"

¿Qué es una Nación?

Por Rafael Domínguez

Independientemente del patriotismo, nacionalismo o romanticismo que puede evocar la palabra “Nación” es de reconocer que poco reflexionamos sobre lo que realmente significa esa palabra, puesto que hemos preferido hablar más de país o república, evocando claro a lo que modernamente sabemos le da vida al concepto, me refiero a la Constitución, las leyes, fronteras, sistema de gobierno, etc… Pero la palabra Nación, es lo que usó el creador para designar un proceso que si bien tiene conexión con el territorio, es el proceso del crecimiento natural de la familia.
Es interesante, como la Biblia es un rico contenido para explicar el concepto de Nación y comprender por qué es importante para Dios, empezando por entender que toda la biblia no es más que el relato de la existencia de una sola familia, sí, desde Noé hasta Jesucristo la línea genealógica es una y esa misma línea forma la Nación de Israel, hasta hoy; de ahí entonces que construir o ser una Nación no es poca cosa, como tampoco es sencillo de sostener.
En el contexto bíblico, Abraham recibe directamente de Dios la orden de ir a otra tierra para fundar una Nación y eso es nada menos que criar su descendencia, una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo y la arena del mar pero ¿cómo? Simple y sencillamente porque de esa descendencia familiar salieron otras familias (12 tribus) y otras familias y otras, hasta ser un número enorme en un lugar prometido para desarrollarse, entonces la Nación se reduce en su concepto real a la persona, cada persona es una Nación, porque cada persona puede multiplicarse y crear otra familia; por tanto no es un tema frío de leyes y gobernantes, partidos políticos o ideologías, la Nación es la gente.
Siendo la gente la Nación, todo lo demás se estableció a su alrededor para que esas “naciones” fueran fuertes, prósperas y ejemplares, de ahí que Dios constituye luego de la familia, el gobierno civil y más adelante la iglesia, como instituciones fundamentales y todo esto bajo su gobierno, porque el creado depende de su creador, hasta que el humano pensó que él es mejor gobernando todo sin la ayuda de Dios, ahí las naciones entonces comenzaron a declinar porque perdieron los principios (leyes, mandamientos, valores) con los que éstas fueron pensadas por el que las creo;  en la historia bíblica abundan los ejemplos de cuando la Nación de Israel fue fuerte y cuando fue débil, es decir cuando aplicó principios y cuando se alejo de ellos.
Si queremos o pensamos en mejorar la Nación, hoy día pensamos en que las leyes lo harán, que basta con crear un buen cuerpo de ley y obligar a todos a que se cumpla para que todo marche mejor, pero la realidad nos dice que no funciona así, que si bien necesitamos las leyes del gobierno civil, estas no son suficientes para el éxito, también pensamos que para que nos vaya bien, la transformación o cambio se vuelve tarea de una persona, un “ungido” que pueda correr con esa responsabilidad para seguirle y listo todo mejora, pero no, tampoco ha funcionado así , porque la Nación no es lo de afuera si no lo de dentro de la persona, su capacidad para conocer y diferenciar el bien del mal, sus principios y valores para con los demás, los límites de su auto gobierno, esos son los que realmente hacen la diferencia, tanto que si todos tuviéramos ese autocontrol y definición ética, no sería necesaria ninguna ley que nos limite en nuestro actuar.
Entonces sabiendo que la Nación es la gente, hay que trabajar en ella para que la Nación sea lo que queremos que sea, sin olvidar que eso se construye no en 5, 10 o 50 años, se construirá en la eternidad, de generación a generación porque eso es lo que somos, gente entrenando a la siguiente generación a vivir como Dios lo diseñó, porque la Nación comienza en el corazón de las personas y sin trabajar en esos corazones siempre lo malo saldrá y terminará deteniendo o destruyendo cualquier mejora que creamos haber alcanzado en algún momento de esa interminable historia nacional.

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